Ahora que empieza a hablarse nuevamente de Aerocafé es importante volver a explicar, una vez más, la importancia estratégica de una obra de esta dimensión para nuestra ciudad. Los aeropuertos, más que simples puntos de llegada y de salida, son motores fundamentales de desarrollo económico y facilitadores del crecimiento y la competitividad territorial. Los aeropuertos son referentes en la red de transporte global, que conectan ciudades y países, facilitando el comercio internacional, el turismo y el intercambio cultural; convirtiéndose, en centros de actividad económica que generan empleo, estimulan las empresas locales y atraen inversiones. No en vano cuando se evalúan internacionalmente los lugares atractivos para invertir, uno de los criterios que se valora es contar o no con aeropuerto. Eso no es algo gratuito.

Los aeropuertos son poderosos motores económicos que contribuyen directamente a las economías locales de varias maneras tangibles. El más inmediato y visible de ellos es la creación de oportunidades de empleo, pues requieren una amplia gama de personal para sus operaciones; desde controladores de tráfico aéreo, personal de seguridad y servicios de asistencia en tierra, hasta trabajadores minoristas y hoteleros. Los aeropuertos son también fuentes sustanciales de ingresos que provienen de diversas fuentes, incluidas las tarifas de las aerolíneas, los cargos a los pasajeros, los parqueaderos, los alquileres minoristas y la publicidad, así como el desarrollo de infraestructura comercial en las zonas circundantes.

Los aeropuertos son nodos vitales en la red empresarial global, mejorando significativamente la conectividad y el acceso a los mercados internacionales. Este papel es particularmente crucial en la era de la globalización, en la cual la agilidad y la velocidad de las operaciones comerciales son primordiales. Además, son fundamentales para permitir que las empresas locales accedan a los mercados globales ampliando su alcance más allá de los mercados locales. Esta capacidad es particularmente beneficiosa para las industrias que dependen de la entrega rápida de productos, como productos farmacéuticos, productos perecederos y equipos de alta tecnología.

Los aeropuertos son impulsores dinámicos de negocios y comercio. Al facilitar viajes, permitir el acceso a los mercados globales, atraer inversiones y desempeñar un papel central en las estrategias económicas regionales, los aeropuertos contribuyen significativamente a la vitalidad económica y la competitividad de las regiones a las que sirven.

En cuanto al aspecto cultural y social los aeropuertos son puertas de entrada para interacciones culturales, reuniendo a personas de diversos orígenes y promoviendo el entendimiento y el intercambio. Al mismo tiempo, contribuyen al tejido social y cultural de las comunidades, promoviendo el intercambio cultural y la cohesión social a través de diversos programas e iniciativas.

Lo del Aeropuerto del Café no es entonces un embeleco de Manizales, sino una apuesta de crecimiento y consolidación económica que no puede seguir siendo aplazada y que requiere de toda la fuerza y el ímpetu territorial para que por fin sea una realidad. La supervivencia del proyecto en la voluntad local evidencia la importancia que tiene para nosotros. Seguimos en la lucha. El que se cansa pierde.