En modo emergencia, el Once Caldas encuentra su idea, su fútbol, su estructura y un obstáculo constante, en su afán de sumar puntos y optar por la clasificación, la que sería soporte indiscutible para alejarse del descenso. Los árbitros toman un papel preponderante.

Como ocurrió contra Águilas, el cuatro de agosto, cuando el árbitro Mercado, con criterio equivocado, invalidó una legítima jugada de gol, que, de visitante, significaba un empate.

La dupla, Jorge Duarte - Jorge Guzmán, árbitro y VAR, siempre en el ojo crítico por sus acciones sospechosas, sancionó un penalti de Pecoso Correa, en el juego contra el Pasto, a juicio de los expertos consultados, todos instructores, inexistente; menoscabando con malicia la opción de triunfo como visitante del Once Caldas.

Los mismos árbitros que con permisividad de parte de la comisión, cometieron recientemente errores garrafales en el clásico América Millonarios, violando el reglamento (ver Link al final de esta nota)
Por costumbre, que ya no asombra, manipulan las decisiones, con extraña inclinación, lo que no solo puede atribuirse a su incapacidad.

El castigo a Correa se originó en una acción legítima, como lo indica el reglamento.

Otra jugada conflictiva se produjo luego, cuando el balón entro a la portería de Martínez del local, a Cabezazo de Luis Pérez. Lo extrajo el golero con dramática manipulación y el árbitro ni se dio por enterado. Se entiende como jugada de interpretación, pero el juez central se abstuvo de revisar.

Al final se justificó frente a Sarmiento y Herrera, los técnicos, aduciendo que lo consultaría con el VAR, lo que no hizo en el momento indicado. Caradura, es.

Al margen del resultado, el Once Caldas realizó un buen partido. No apto para el sueño porque mantuvo activa la atención, entrada la noche. La posesión no fue constante, pero mejoró en la precisión de pase e incrementó rapidez en la elaboración y ofreció intensidad en la búsqueda del triunfo por las mejores vías.

Diez disparos a puerta, hablan por sí solos; 21 llegadas a las cercanías del gol, también, pero deja entrever fallas en la finalización.

Es tiempo de reconocer el trabajo del PF Gustavo Chaverra. El equipo muestra optimas respuestas en la adaptación física, cuando es exigido.

Encomiable Correa por su esfuerzo. Fue el mejor. Una oportuna barrida, aparatosa como último recurso, ante una falla de marca en el filtro defensivo, evitó el segundo gol.

Crack es Arce. Y que bien jugaron García, Cuesta, Pérez a pesar de sus vacilaciones y Torijano. Dayro, a diferencia del partido anterior, no llegó a la red, lo que lo incomoda en demasía.

No se avanza en línea recta hacia la cumbre, después de los pasajes de zozobra. Siempre habrá tropiezos.

Que falta hacen las buenas relaciones con la prensa, de parte de los dirigentes, para encaminar las reacciones masivas, públicas y vehementes, como frente común, con impacto nacional, cuando los atropellos arbitrales torpedean un proceso.