Las derrotas no se cortan con tijeras, no se miran con indiferencia, ni van al cajón de la basura.

Cayó el Once Caldas en Bogotá por errores puntuales de concepto, procedimiento y atención, y por la equivocada toma de decisiones en momentos clave, por parte de los futbolistas comprometidos.

Lo hizo "plantando cara" a Millonarios, un campeón con jugadores de calidad técnica indiscutida como Macalister Silva y Cataño. Con mucho rodaje, años de trabajo y una nómina respetada y bien confeccionada.

Los goles para la inferioridad en el resultado llegaron inesperados. Una pérdida, en un saque de banda ofensivo, con errores “de bulto” en la reacción para el posicionamiento defensivo. ¿Por qué Correa al piso en el autogol y porque Chaux anticipándose al desarrollo de la jugada?

En el segundo, poco aporte del apadrinado analista de video. No advirtió el paso veloz al ataque, sin balón, de los laterales del rival. Y la facilidad para desenvolverse por la técnica colectiva en espacios vacíos.

Aunque el plan de juego fue bien diseñado, fallaron algunos intérpretes. Con Lemus se jugó con diez. Con Riquet, con nueve. Con Correa con ocho. Si tienes dudas, mira las tablas evaluativas de las estadísticas, sin buscar culpabilidades solo en Dayro, quien, como siempre, jugó para él y no para el equipo.

Tras su relevo el Once mostró una mejor cara. Cara distinta a la suya cuando fue relevado. En crisis o no, no hay intocables.

Billy Arce es un experto en socializar el balón, pero actúa en solitario. Tiene clase y ya le siguen los pasos otros clubes. Va a durar poco en el Once por la política restrictiva en inversiones y la inclinación a cualquier transferencia, lucrativo o no. Importan el negocio, la plata y no el hincha y el equipo.

El caso de Quiñones, típico. No lo han podido manejar y prepara maletas para el sur, como indican los empresarios y periodistas argentinos.

Qué mal anda el Pecoso. Sin distancia. Expuesto a campo abierto. Dudoso en los duelos, con derroches de energía improductiva y dificultades en el manejo del balón. Por su lentitud, inefectivo complemento de Torijano.

Bueno sería dar claridad pública, sin misterios, sobre el Caso de Cumana. Que no sea otro Gallardo. Se lesionó durmiendo, no tiene los papeles en regla y está convocado para la selección Venezuela para jugar contra Colombia.

P.D.: En próxima entrega, los verdaderos ídolos en la historia del Once Caldas, cuando se jugaba con el corazón, no se paralizaban las piernas, ni se compraban los aplausos. Diferentes a los que se regodean auspiciados por las redes sociales, sin memoria.