Esta semana estuvo circulando de manera irresponsable por algunos grupos de Whatsapp de Manizales, la imagen de unas jóvenes, tildadas de ladronas, en ella se aseguraba que pertenecen a una banda que aborda a las personas en la calle y les da escopolamina. No sé si sea cierto o no, pero asumamos lo segundo. ¿Será que los ligeros de dedo al reenviar esta cadena, dimensionan el eventual daño a las personas en caso de ser falsa la información?. 
Las redes sociales son el escarnio público más despiadado, la gente se envalentona detrás de un teclado y del anonimato, ejerciendo otra forma de violencia, la digital. Dañando la reputación y aislando socialmente a las víctimas. En casos extremos acaban con su vida profesional, con su salud mental (por depresión o ansiedad), y en otros, hasta con la vida. Como la ola de linchamientos que han ocurrido desde hace varios años en La India por cadenas falsas. (https://cutt.ly/jw5UOAJ3). 
La violencia digital se refiere a cualquier tipo de agresión, amenaza o intimidación haciendo uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Algunas de sus formas son: 
Difamación: información falsa o engañosa sobre alguien con la intención de dañar su reputación. Que pudo ser el caso con el que empecé esta columna. 
Acoso: mensajes ofensivos, humillantes o amenazantes. Muy típico en los comentarios de publicaciones en redes sociales, particularmente en X (antes Twitter), y sobre todo en entornos políticos. Pero también muy frecuente en el caso de personajes públicos. Algo que me generó un hastío profundo (y hasta pensé en escribir de eso, hoy se llegó el día) fue cuando medio mundo se creyó con la autoridad para opinar acerca de la separación de Shakira, atacando sin piedad a Piqué y a Clara Chía. ¡Qué superioridad moral tan jodida!, creyéndonos mejores que todo el mundo, atacando y juzgando sin piedad las vidas ajenas, o a quienes piensan distinto a nosotros.
Doxxing o doxing: Proviene de la frase en inglés dropping docs, y consiste en la extracción y publicación en línea no autorizada de información personal. Es decir una violación a la privacidad, casi siempre con fines de venganza. Como un reciente caso de un policía que ventiló un video donde supuestamente había encontrado a su pareja siéndole infiel con un compañero, y todo era falso, llevándola a un intento de suicidio, sin embargo a muchos les pareció chistoso y la red se invadió de memes y parodias por parte de ‘influenciadores’ que no merecen ese calificativo. ¡Qué asco!
Ciberacoso: acoso sexual o intimidación en línea, a menudo con contenido sexual explícito.
Suplantación de identidad: hacerse pasar por otra persona para acosarla, dañarla o robarle, a ella o su entorno. Otro delito muy frecuente desafortunadamente, del que también fui víctima.
Definitivamente eso de tirar la piedra y esconder la mano no es lo mío. Quizás por eso, es que me causa tanto escozor el anonimato de la redes. Un X tomando la foto de Y, afirmando Z, que en muchos casos es desinformación, y otro montón de gente cayendo en juego. Hay que ponerle más cabeza al tema.
Esta columna nuevamente es un llamado a la reflexión antes de compartir o comentar lo que no se debe, al respeto por el otro. La violencia digital puede tener un impacto devastador en las víctimas, por lo tanto, este escrito es un llamado a la empatía y a la compasión.