Taller de restauración de la artista Elsa María Arias Garrido.

Fotos | Albeiro Rudas | LA PATRIA Previo a la Semana Santa, el taller estaba lleno de piezas para las ceremonias y procesiones.

LA PATRIA | Anserma

En la esquina de la plaza Robledo de Anserma existe una vieja casa de bahareque que se extiende por la calle 8.ª hasta casi media cuadra. Es el hogar de la familia Arias Garrido, que actualmente está siendo sometido a reparaciones.

Desde un nivel inferior se asciende por una escalera de madera y se llega a un espacio distribuido en varias habitaciones. Es el taller de restauración de la artista Elsa María Arias Garrido.

Con su delantal manchado por pintura, la artista recibe a los visitantes en medio de imágenes de tamaño natural, entre las que se cuentan soldados romanos, el Cristo de la Pasión, vírgenes de todos los tamaños y otras figuras utilizadas durante la Semana Santa. Son los habitantes silenciosos e inmóviles que esperan su turno para que las manos y el talento de Elsa les devuelvan su realismo.

La artista dice que se dedicó a esta labor, luego de haber aprendido con su padre y de realizar cursos y formarse en diseño de modas. Trabaja en talleres de restauración desde hace 35 años y tuvo la fortuna de compartir con varios maestros, incluidos algunos españoles con los que aprendió técnicas antiguas de restauración.

Ese recorrido le permite saber que un buen restaurador respeta el valor que tiene cada imagen o cada óleo. En ocasiones sus hijas, Roxann y Nicol, le ayudan en la limpieza y moviendo las imágenes.

Las imágenes recuperan su realismo como este soldado de una parroquia de Pereira.

 

Consejos

Elsa explica que cada pieza tiene sus particularidades y aconseja no llevar imágenes para ser reparadas a personas que no tengan conocimiento, pues restaurar es llevar al estado más original al que se pueda la imagen para preservarla.

Anota que en esta región hay muchos artículos de índole religiosa, susceptibles de ser restaurados. Se pueden todavía encontrar piezas españolas e italianas, y es indispensable investigar cada objeto antes de su intervención.

En su taller se encuentran piezas de templos y parroquias de Risaralda, ya que muchos sacerdotes conocen su trabajo, y además ella se considera una devota católica.

Le llegan piezas de todos los materiales, madera, cristal, piedra, metal, y su trabajo la apasiona tanto que se le mide a la tarea sin miedo, aunque confiesa que a veces le da algo de susto cuando apaga las luces en horas de la noche para cerrar. Eso sí, reconoce que muchos visitantes sienten cierta impresión cuando ven todas las imágenes en el taller.

Roxann, artista plástica e hija de Elsa, participa en algunas restauraciones.

 

Económica

Ansermeños que acuden a su taller manifiestan que los precios que les pone Elsa les permite acceder fácil a su mano de obra, porque ella cobra de acuerdo con el trabajo y dedicación que requiera, pues hay restauraciones rápidas y otras que requieren varios meses, sobre todo, dependiendo del material. Por ejemplo, la litografía china en papel de arroz, el cristal y la porcelana son piezas únicas que demandan mucha responsabilidad.

También menciona que muchos de sus trabajos son imágenes que la gente ha rescatado de la basura y son un reto, porque son piezas mutiladas, pero vale la pena, anota porque restaurar es rescatar el original. Elsa concluye que su mayor satisfacción es ver de nuevo esas imágenes como nuevas y que lo mejor es ver la cara de sorpresa y la alegría de los clientes, que ven recuperados sus objetos queridos.

Las piezas de madera requieren un tratamiento cuidadoso.

 

Valor

Elsa reconoce que no es artista creadora, lo que la atrae es encontrar y restaurar la esencia de cada imagen y objeto que se recupera, ya que cada una tiene una historia y un valor histórico y sentimental.

Nicol, la hija menor de Elsa, aprende el oficio al lado de su madre.

 

Por épocas

En una ocasión llamaron a Elsa en plena Semana Santa para restaurar una imagen que se averió un Jueves Santo y la necesitaban para el día siguiente. Trabajó en ella toda la noche y cumplió con su encargo. El 90 por ciento de lo que le llega a su taller son imágenes religiosas, y dependiendo de la época del año le llega la Virgen del Carmen, previo a las fiestas patronales; en diciembre, las correspondientes al pesebre; y en Semana Santa, las utilizadas en estos días.

En ocasiones el trabajo se hace en el sitio donde se ubican las imágenes.

Las pinturas también requieren detallada atención.

Piezas de gran tamaño reciben la dedicación de Elsa.

Al taller de Elsa llegan todo tipo de figuras.

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