Jhon Faber Salgado, docente del Colegio Nuestra Señora de El Rosario, de Manizales, ocupó el tercer lugar de la primera versión de Un concurso para docentes, liderado por LA PATRIA, a través del Programa Prensa Escuela. Él nos cuenta cómo sueña la educación en Colombia.
Ingrese aquí la información !>Grande, mediano y pequeño, un recuerdo que me queda de mi profe de primero, doña Elvia, una cara agradable y dulce. Llegué tarde a esa clase, pero no me regaño, me miro y me dijo ¡estamos aprendiendo algo muy interesante! palabras que sobraban en ese momento porque solo con su rostro ya me lo había transmitido, lo aprendí fácil, ella hizo que fuera así, claro, no solo para mí, también para mis 26 amiguitos, si, todos éramos amigos, porque mi profe así nos lo decía antes de empezar la clase. Siempre sacaba un espacio en el tiempo para hablarnos de cosas muy graciosas, de las que siempre nos quedaba algo. ¡Saben? fui papa pancho en una clase de español, baile sin ritmo una cumbia en clase de sociales y aprendí de los árboles y sus hojas bajo el señor pino, el que mantenía mirándonos por las ventanas del salón siempre dispuesto para colocarnos a soñar, aprendimos de los colores y sus derivados jugando al pintor estripando las flores que dejaban caer las maticas que estaban a las afueras de la escuela. Un día llegamos a clase y todo era extraño, mi profe, como siempre, con una sonrisa nos dijo que el salón era una tienda ¿una tienda? Jum… pero cuando empezamos a jugar a vender y a comprar, lo comprendimos, nos estaba enseñando a sumar y a restar, en ciencias, entendí porque el aire en movimiento se llama viento cuando nos invitó a jugar con las cometas en el patio; mi profe era toda un maga, una artista, era doctora abogada, psicóloga, chef y modelo, sii… mantenía muy hermosa, siempre linda con sus vestidos, nos decía que había que estar bien presentados porque “uno no sabe” no entendíamos esa expresión pero así lo hacíamos, cuidamos el uniforme y el salón, porque también decía que si todo está limpio también nos sentiríamos limpios, ¡era toda una profe¡ Recuero un día que nos llevo a un viaje mágico lleno de fantasías, recorrimos la escuela, era grande, tenía muchos salones, pasillos largos como las carreteras que me llevaban a casa, habían grandes ventanales y unos jardines hermosos, mi escuela era como un castillo, por eso cuando me enfermaba, me daba tristeza porque no iba a tener un día feliz. En ese viaje conocimos mucha gente, mi profe nos decía: saluden, digan gracias, con su permiso, con mucho gusto, debíamos ser amables y gentiles, así era ella; también bajamos por muchas escalas, unas, decía mi profe, las vamos a bajar por la derecha y otras por la izquierda, a subir y bajar, mirábamos arriba y abajo, había que cruzaar por todos lados como el juego del laberinto que jugábamos para descubrir donde quedaban las salidas en caso de que tuviéramos que irnos rápido del salón. Ese viaje fue largo, llegamos al salón cansados y cuando nos pidió el favor de sentarnos nos dijo ¡bueno niños que aprendieron¡ nos hizo tantas preguntas, que nos sentimos unos súper poderosos contestándole todo, habíamos aprendido y conocido muchas cosas y personas, fue un día tan chévere que lo terminamos cantando aquella canción cuyo título recuerdo con mucho cariño: La arañita que se perdió en el castillo de los príncipes de la reina Elvia. Gracias Profe.
Así quiero la educación hoy.
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